El operador de radio by Ulla Lenze

El operador de radio by Ulla Lenze

autor:Ulla Lenze [Lenze, Ulla]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Drama, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2020-09-15T00:00:00+00:00


19

Nueva York, mayo de 1939

Lauren no parecía nerviosa en absoluto y él se preguntó si eso lo molestaba: si no preferiría algo de nerviosismo femenino. ¿O realmente se trataba de ir a ver la estación de radio? Su calle no tenía nada de particular, sólo edificios de ladrillo con pisos de alquiler, una tienda de neumáticos, un taller mecánico… pero ella lo miraba todo con atención, pendiente de cada detalle. Él intentó imaginar la casa donde ella había vivido hasta hacía poco: un hotel con muchas habitaciones. «Cuarenta habitaciones, cinco suites y dos cottages en el jardín», según le había contado. Se la figuró entrando y saliendo de los cuartos, dándoles conversación a las familias, a los matrimonios, a las parejas de recién casados en su luna de miel, viendo pijamas arrugados y cepillos de dientes con las cerdas torcidas, viendo los vestigios de la vida amorosa ajena, saludando y despidiéndose y dando las gracias como se espera de una hija de familia. ¿Era esa la razón por la que entraba con tanta naturalidad en el apartamento de un desconocido? Y, mientras pensaba todas esas cosas, iba mirando su edificio para ver cuál de los vecinos estaba en ese momento en la ventana, listo para burlarse.

Ya delante de su puerta, le pidió que lo esperara allí un segundo y alcanzó a verla asentir con la cabeza pese a la escasa luz. Lo cierto era que, desde que iban los dos agentes alemanes, su apartamento estaba más ordenado que nunca. Recogía las colillas, lavaba tazas y vasos… No había hecho la cama, así que cerró la puerta del dormitorio; de todas formas, era muy improbable que Lauren entrara aquel día en esa habitación.

—Puedes pasar —le dijo—: ya he ventilado un poco.

Lauren inspeccionó tímidamente la vivienda mientras Princess le olfateaba las piernas. Claramente intentaba averiguar cosas sobre él.

—Es increíble cómo vives —exclamó por fin—, ¡jamás había visto algo así!

Él, por su parte, estaba pensando que había una chica en su apartamento; bueno, una mujer: una mujer joven que, de quitarse los zapatos, sería prácticamente de su misma estatura.

—Vives de un modo muy sencillo —continuó ella—: ni siquiera tienes cuadros en las paredes. ¿Y cómo es posible que no tengas libros?

Él rescató el libro de Thoreau de debajo de una pila de revistas especializadas para radioaficionados y la escuchó suspirar largamente sin atreverse a preguntarle qué significaba aquel suspiro… ¿admiración?

—Mi madre idolatra a Thoreau.

—Para mí también fue muy importante en una época —dijo intentando minimizar el hecho de que allí no había otro libro más que aquel.

—Gandhi tomó de él muchas de sus ideas… —dijo pensativa Lauren, y luego negó con la cabeza—. Quizá en la India sí puedan ponerse en práctica.

—¿Gandhi no está en prisión?

—Ahora mismo no, pero acaba de hacer otra huelga de hambre y salir victorioso: siempre consigue lo que quiere.

—No parece caerte muy bien.

—Les ha recomendado la resistencia pacífica a los judíos alemanes. No hay duda de que algunas personas creen que sus ideas son más reales que la realidad misma.



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